Médicos sin conciencia de complejidad 

[…] Sin embargo, su “ciencia” no es tan diferente a la que aplicamos nosotros. Ellas y ellos también trabajan con problemas complejos, porque todos los organismos humanos lo son. […] 

He dicho un montón de veces que no deberíamos aspirar a algo que se parezca, ni remotamente, al modelo médico; pero lo que no he dicho nunca es que, ojalá, algún día, las y los médicos puedan tomar como referencia el trabajo en orientación familiar.  

Tenemos como referencia a los profesionales de la salud. Estudian muchos años y, en consecuencia, son los herederos de los gurús y druidas de culturas ancestrales, porque saben de cosas con nombres extraños a las que los mortales no podemos ni aspirar.  

Sin embargo, su “ciencia” no es tan diferente a la que aplicamos nosotros. Ellas y ellos también trabajan con problemas complejos, porque todos los organismos humanos lo son.  

Esto implica que todo el conocimiento que atesoran, por muy claros y contundentes que sean sus mensajes en consulta, responden a las leyes del caos y la probabilidad. Es decir, que nunca tendrán —por mucho que a todos nos gustaría— la certeza de cuál va a ser el impacto a corto, medio o largo plazo de un determinado tratamiento, por lo que, necesariamente, deberían construir con el consultante una relación de colaboración, en la que esa persona sea tratada no como un sujeto pasivo, sino como otro experto —equiparable al médico— para comprender y tratar su enfermedad. Es la única forma posible para chequear el impacto que tiene la intervención médica en relación a una enfermedad. 

Sin embargo, lo que nos encontramos habitualmente en el sistema de salud —pública o privada, me da igual— no es esto, sino un conjunto de profesionales que se limitan a poner nombre a lo que te pasa, recetarte un tratamiento rígido y tacharte de loco si, por el motivo que fuera, lo incumples. Sin considerar, casi en ningún caso, qué es lo que necesitas para adherirte al mismo, o los signos de que algo puede ir mal.  

Yo lo entiendo, claro, soy muy comprensivo. Van a tope con las citas, apenas tienen 5 minutos por paciente, y además se les culpa a ellas y ellos si las cosas salen mal. Pero, coño, también han sido ellos quienes se han metido como bobos en este pozo de mierda, defendiendo en su día a día un modelo médico que prescinde de la complejidad, la probabilidad y la aleatoriedad. A fin de cuentas, si defiendes que tu trabajo es poner un nombre, recetar una pastilla y no poderte equivocar, es lo que hay, tipa o tipo guay.  

Con ello quiero decir que nos reluciría mejor el culo si aplicásemos lo que sabemos sobre los sistemas y problemas complejos a la vida en general, defendiendo un modelo de sociedad más expuesto a la incertidumbre de lo que nos gusta asumir.  

Si utilizásemos la inteligencia orientándola a resolver los problemas humanos como lo que son, algo que nunca, jamás, nadie ha sabido ni podido resolver, en vez de orientarla a hacer valer estúpidamente nuestro ego y el corporativismo de nuestra profesión.  

Así que sí. Rascaros si os pica. De nosotras y nosotros también podéis aprender.  


Gorka Saitua | educacion-familiar.com 

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