La violencia, condición para recobrar cierta dignidad

A menudo, el ejercicio de la violencia es el único camino de las clases oprimidas para acceder a la negociación y ser tratados con algo de dignidad.

Se supone que un defensor de los #BuenosTratos debe posicionarse radicalmente en contra de todo tipo de violencia, ¿verdad?

Mis cojones.

Cuando la violencia directa o estructural amenaza la dignidad de personas y colectivos, e incluso la vida, defenderse no sólo se convierte en un derecho, sino también en una obligación moral.

Poner la otra mejilla y dejarse abofetear nunca ha funcionado. Y el argumento es sencillo. Hasta un niño lo puede entender.

Para que una persona agreda a otra —sobre todo si está en condiciones de vulnerabilidad— ha debido proyectar sobre ella la #otredad.

Es decir, que ha tenido que concebirla como alguien SIN MENTE o sentimientos con los que empatizar. Como una persona que CONTIENE características diferenciales, que le convierten mágica e instantáneamente como un peligro que se debe gestionar.

Esta DESPERSONALIZACIÓN no sólo legitima la agresión, sino que, muchas veces, la sostiene INDEFINIDAMENTE en el tiempo, porque crea un ciclo de retroalimentación. A saber, cuanto más te agredo, más te alejas y te diferencias de mí, y eso me confirma en la idea de que yo soy el bueno y tú, sólo y exclusivamente, un enemigo a batir.

Así que estamos jodidos.

A no ser, claro, que alguien ponga un LÍMITE. Es decir, un freno que no se puede transgredir.

Puede ocurrir que el que fue inicialmente el agresor, lo haga. Pero será difícil para él. Porque reconocer el maltrato que ha ejercido sistemáticamente hacia otro colectivo, le reportaría serios remordimientos y, lo que es peor, la expulsión del grupo de aliados que le ha servido para la lucha y que ahora podrían cargar contra él.

Te lo traduzco a lo Focault: perder todo su maldito poder.

Sólo imaginad la respuesta de la masa de supremacistas blancos si D. Trump reconociera a negros y latinos en toda su dignidad.

Por eso, y por otras muchas razones, los límites deben ser IMPUESTOS por las clases OPRIMIDAS. Pero estos grupos, que han sufrido un largo proceso de DESPERSONALIZACIÓN y negación de su mente, no serán, casi con seguridad, considerados interlocutores legítimos para mantener una conversación.

Los llamarán exagerados, exhaltados o delincuentes, cuando sólo expresan una rabia que ES COHERENTE con el MALTRATO que han tenido que sufrir.

La única forma de alcanzar un diálogo es entonces y paradójicamente, sostener la violencia, y generar cierto terror. Lo sabemos bien quienes trabajamos en intervención educativa familiar: cuando se es negado, sólo cabe la agresión para ser reconocido como un sujeto de equiparable poder. Así es como opresores y oprimidos se sientan en una mesa y empiezan a hablar.

Y, quizás, con mucha suerte, pueden empezar a hacerse presente en la mente del otro —mentalizarse mutuamente— y empezar a dialogar, y corregularse mejor.

Podéis tirarme piedras.

Pero, cuando las condiciones son de opresión, sólo queda el ejercicio de la violencia para alcanzar la paz y la dignidad que todas las personas merecen.

Quien prende un fuego hoy en Estados Unidos, no es necesariamente quien lo ha hecho arder.


En este blog «caminamos a hombros de gigantes». La mayor parte de las ideas expuestas se
basan en nuestra bibliografía
de
referencia.

En este blog «caminamos a hombros de gigantes». La mayor parte de las ideas expuestas se basan en nuestra bibliografía de referencia.

Gorka SaituaAutor: Gorka Saitua. Soy pedagogo y educador familiar. Trabajo desde el año 2002 en el ámbito de protección de menores de Bizkaia. Mi marco de referencia es la teoría sistémica estructural-narrativa, la teoría del apego y la neurobiología interpersonal. Para lo que quieras, ponte en contacto conmigo: educacion.familiar.blog@gmail.com

 

6 comentarios en “La violencia, condición para recobrar cierta dignidad

  1. Yo creo que hay que observarlo en términos de “una situación sin salida”.

    Un grupo es blanco de violencia estructural, y se le niegan los cauces necesarios para defenderse. Tampoco puede enfocar su agresividad hacia las personas que la causan, porque son demasiado fuertes, y están armados.

    Se abren, entonces, dos opciones. O bien se resignan, y se comen toda esa agresividad, sufriendo culpa, designando un chivo expiatorio, o agrediéndose entre ellos; o bien, se unen y enfocan esa agresividad de manera operativa, esto es, iniciando y sosteniendo una revuelta que les permita conquistar el poder necesario para mirar cara a cara a los agresores y obligarles a parlamentar.

    No lo negaré, ésta agresividad es, por un lado, muy injusta hacia las personas que la sufren, porque muchas de ellas no pertenecen al grupo que causó el daño; pero tiene, también, un componente altruista. Une a la población oprimida con fuertes lazos de solidaridad.

    Tampoco negaré que provoca, si cabe, más violencia. Porque el poder se defiende con los mecanismos que precisamente enraízan dicho poder.

    No dudo de que este pensamiento es peligroso porque, depende dónde caiga, puede legitimar agresiones injustas cuando existen otras vías de solución.

    Pero también es cierto que, en muchos casos, sólo cuando las fuerzas se igualan es posible empezar a hablar. A veces, la violencia, es una condición clave para llegar a una verdadera paz.

    Si no, ¿qué opciones hay?

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  2. Mary Sol

    La respuesta agresiva no se si coloca al oprimido en igualdad para negociar… Más bien es utilizada para justificar la violencia institucional como algo «necesario para controlar dicha agresividad del oprimido»… En fin.

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    1. Es cierto. A menudo se da un ciclo de retroalimentación. A más violencia explícita, más violencia estructural. Sin embargo, podemos preguntarnos quién está en mejor posición para soportar esta presión, o quién tiene más que perder. Desde mi punto de vista, suele ser quien ostenta privilegios y el poder. Saludos y de nuevo muchas gracias por participar.

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  3. Anónimo

    Estoooooo….empezando por el final:

    -«A veces, la violencia, es una condición clave para llegar a una verdadera paz». Resumen: no lo entiendo. ¿Algún ejemplo sobre esto de la verdadera paz, o paz sin verdadera, y la violencia como condición clave para precipitar ese final?

    -Las comparaciones que haces entre la violencia que puede ejercer un miembro de la familia como única salida, y las que hace un grupo como única salida: ¿crees que la violencia individual tiene las mismas características, el mismo modus operandi, que la violencia grupal? Según tengo entendido no. ¿Conoces casos en los que sí?

    – Hablas de los negros como un grupo que no oprime, algo así como que si los blancos les tratasen bien ellos estarían felices y contentos.¿Dónde cabe ahí que una familia negra no quiera que su hijo/a se case con una blanca/o? ¿Dónde cabe ahí que en Sudáfrica o Etiopía, si eres negro y montas un negocio, los mismos negros de tu ciudad van con armas a destrozártelo, supuestamente porque… porque te asimilan a un blanco con poder y hay que ir contra lo que recuerde a lo blanco que vivimos antes?

    -Sinceramente la realidad la veo más compleja, tipo Crash . https://www.youtube.com/watch?v=f3BjyGjuFJA

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