El ciclo de retraumatización en las niñas y niños con apego desorganizado [punitivo-controlador] 

Agredo; me siento culpable; me siento malo; me siento vulnerable y solo; por eso necesito hacerme fuerte. Para protegerme en un mundo que siento como profundamente hostil.

Ayer mismo estuve explicando una abuela y un abuelo que han acogido en casa a su nieto, CÍRCULO DE RETRAUMATIZACIÓN que afecta al pequeño.

Son ideas muy sencillas pero muy importantes de cara a la intervención con niños y niñas con historias de vida caracterizadas por el MIEDO provocado por las figuras que tenían el deber de PROTEGERLES, y con quienes tuvieron que vincularse de alguna manera.

Para quienes no lo sepáis, el APEGO DESORGANIZADO, es un modelo integrado de relación que muchos niños y niñas tienen codificado en su cuerpo, y que les hace relacionarse con el mundo a través por el MIEDO.

Con las debidas salvedades, cumplen las siguientes características:

  • Son muy inquietos, y presentan dificultades de autorregulación emocional
  • Suelen parecer hipervigilantes hacia los adultos, y hacia sus iguales, y reaccionan de manera muy intensa a estímulos que les conecten con las cosas que les han causado daño. M
  • Suelen utilizar la disociación [estructural] como mecanismo protector. Es decir, en vez de funcionar como un todo integrado, suelen activar partes protectoras, las cuales, tienen escasa comunicación con su “yo esencial”.

Hay diferentes subcategorías de APEGO DESORGANIZADO, entre las cuales, destaca el llamado PUNITIVO-CONTROLADOR, que recoge a todos esos niños y niñas afectados por el TRAUMA DEL DESARROLLO que activan el control y la violencia como mecanismo protector.

El concepto de APEGO DESORGANIZADO PUNITIVO CONTROLADOR es dado a conocer por Maryorie Dantagnan y Jorge Barudy en su libro "Los buenos tratos a la infancia", recogiendo sus aportes de Cassidy, J., Marvin, R. (1990) Attachment organization in preschool children. Coding Guidelines. Citado en: Attachment disorganization. NY: Guildford Press.

La idea de CICLO DE RETRAUMATIZACIÓN está inspirada en los contenidos del libro "El niño superviviente", de Joyanna L. Silberg, publicado por Desclée de Brouwer (Barcelona).

Estos niños y niñas tienen integrado que el mundo es un LUGAR PELIGROSO, en el que hay depredadores y víctimas de la depredación, por lo que, cuando se sienten amenazados, pasan rápidamente al lado de los agresores, al sentir que es el único lugar seguro desde el que pueden afrontar la realidad.

Todo ello, no responde a una decisión meditada ni consciente, ni mucho menos, sino que, como el respingo que todos damos al percatarnos de la presencia de una serpiente, reaccionan rápida e inconscientemente, preparando su cuerpo y su mente, para luchar.

Es como si su cuerpo les gritara: “golpea antes de ser golpeado; mata para sobrevivir”.

Las familias que acogen a estos niños y estas niñas suelen estar desconcertadas. A menudo, no entienden por qué pasan tan rápido de un estado de calma a una gran agitación. Y suelen tener la sensación de que hagan lo que hagan, nada sirve para que ellas y ellos “se porten mejor”. Esto genera mucho estrés y malestar en la familia, y por tanto estimula que se polarice hacia en caos o la rigidez, lo cual, limita los recursos disponibles y su capacidad de decisión.

Pues bien, para superar estas dificultades hay una cosa que nosotras y nosotros, como educadores familiares o terapeutas, siempre podemos hacer: facilitar contenidos de PSICOEDUCACIÓN que sirvan a la familia de andamiaje para mentalizar [comprender y sentir] a estos niños y niñas, afectados por el más profundo terror.

Dentro de estas estrategias de psicoeducación, está hacer explícito el proceso que retroalimenta el sufrimiento de estas niñas y niños, y que ayuda a cristalizar una mirada hacia sí mismos —lo que en teoría cognitivo-conductual se denomina “autoconcepto”— como personas deficitarias, dañinas o carentes de valor.

Al lío.

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El miedo, la rabia y el abandono se retroalimentan entre sí.

Vamos a partir del momento en el que un niño con estas características se enfada, pierde el control, y agrede a los objetos o personas que tiene alrededor.

A ello, le sigue una satisfacción momentánea. Porque siente que es fuerte, autosuficiente y omnipotente, dado puede hacer daño y no necesita nada de los demás.

Además, la explosión de la rabia implica un ejercicio de fuerza brutal. Como un atleta en plena actividad de explosión. Ello desencadena la liberación de opioides, que le protegen del dolor físico y emocional, y le reportan una sensación interna de satisfacción.

Sin embargo, tras dicha explosión y la relajación del sistema nervioso simpático, llega la conciencia del daño causado, muchas veces hacia las personas a quienes quiere, y de las que depende para sentirse protegido y seguro: la culpa.

Como no es una persona adulta, no puede gestionar adecuadamente estos sentimientos y los vive como la certeza de que es un “niño malo”. Y cualquier acción que se proponga, irá orientada a “ser mejor persona”, lo cual, sólo retroalimenta la idea de que es malo en sñi mismo, y que no merece el cariño de los demás.

Con estos sentimientos de culpa y tristeza, llega una profunda sensación de vulnerabilidad. Es como si se dijera lo siguiente: “el mundo es un lugar peligroso”, «no merezco el cariño de los demás”, “es mejor que esté solo para no hacer daño a las personas a quienes quiero”, “me pueden rechazar o abandonar”, “estoy solo ante el peligro”.

Este sentimiento de vulnerabilidad resulta insoportable. Desorganiza por dentro y por fuera; de manera que activa lo único que puede para protegerse: ese sentimiento de ser autosuficiente y omnipotente, haciéndose fuerte a través de la agresión a los demás.

A la mínima, salta; dando lugar a un nuevo ciclo de retroalimentación.

Para las educadoras y los educadores que trabajamos con niños vulnerados y sus familias, es importante que hagamos explícito este CÍRCULO DE RETRAUMATIZACIÓN. Porque sólo viéndolo bien claro, las familias son capaces de ver en qué momentos se pueden sentir seguras para actuar.

—No sabes lo que me ha venido a la cabeza, Gorka —me dijo el abuelo.

—No, pero presiento que es algo importante —le contesté.

—¿Recuerdas lo que te conté el otro día, cuando se enfadó?

—Sí, claro —respondí.

—Luego vino donde mí y me preguntó ¿me quieres, Aitite? ¿me das un abrazo?

—Genial… —dije, y sentí cómo se me ponían los pelos de punta.

—No sé, creo que me estaba pidiendo el cariño que él no podía darse a sí mismo —soltó, y se le humedecieron los ojos.

Callé. Y se me humedecieron un poco también a mí.

—Estoy seguro que, si te lo pidió, es porque siente que lo va a recibir —dije, notando como me temblaba la voz.

Momentos maravillosos de este trabajo, que me quedo para recordar.


Gorka Saitua

Autor: Gorka Saitua. Soy pedagogo y educador familiar. Trabajo desde el año 2002 en el ámbito de protección de menores de Bizkaia. Mi marco de referencia, es la teoría sistémica estructural-narrativa, y la teoría del apego. En 2016 comencé con el proyecto educacion-familiar.com que me apasiona. Para lo que quieras, ponte en contacto conmigo: educacion.familiar.blog@gmail.com ¡Gracias!

4 comentarios en “El ciclo de retraumatización en las niñas y niños con apego desorganizado [punitivo-controlador] 

    1. Gracias compañera o compañero. Te mando mis mejores deseos, porque esos casos son dificilisimos. En los que yo me he encontrado, el síntoma podía explicarse, en gran medida, como un intento desesperado del chico o la chica para ejercer el control y evitar la enfermedad mental.

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