Claves para que tu hijo/a se controle mejor (Vídeo 1 de 5)


Gorka SaituaAutor: Gorka Saitua. Soy pedagogo y educador familiar. Trabajo desde el año 2002 en el ámbito de protección de menores de Bizkaia. Mi marco de referencia es la teoría sistémica estructural-narrativa, la teoría del apego y la neurobiología interpersonal. Para lo que quieras, ponte en contacto conmigo: educacion.familiar.blog@gmail.com

La autorregulación es la capacidad de las personas para controlar la respuesta de “lucha o huída” de nuestro cerebro inferior. Aprende cómo ayudar a tus hijos/as a domar su parte más salvaje. Pistas y ejercicios.

Continúa para hacer los ejercicios, y enriquecerte con los comentarios.

EJERCICIO 1

Haz una lista con las cosas que tú puedes hacer para que tu hijo/a aprenda a controlarse mejor ¿es una lista larga? ¿corta? ¿te has sentido bloqueado/a? Si es así, no te preocupes. Es normal.

Comparte tu experiencia en los comentarios, y hablamos.


EJERCICIO 2

Piensa en un momento en el que hayas tenido que ayudar a tu hijo/a cuando se haya sentido sobrepasado/a por sus emociones. Que sea un momento en el que te haya supuesto cierta preocupación o estrés. Revívelo en tu mente.

Piensa ahora cómo resolviste la situación.

¿Lo tienes? ¡Perfecto! Ahora responde a la siguiente pregunta ¿dónde situaste la atención? Te damos opciones:

  • Fuera, en los hechos. En lo que objetivamente estaba pasando.
  • Dentro de mi hijo/a. En lo que él/ella estaba sintiendo.
  • En las relaciones. En cómo estaba afectando lo que pasaba a su/nuestra relación con los demás.

¿Se trata de un patrón? Si es así ¿qué implicaciones crees que esto puede tener para tu hijo/a? ¿Cómo le haces sentir?


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Piensa con el lado derecho de tu cerebro. Con la parte más emocional.

Y recuerda que no hay respuestas buenas ni malas. Estamos todos/as para aportar.


En próximos vídeos:


Gorka SaituaAutor: Gorka Saitua. Soy pedagogo y educador familiar. Trabajo desde el año 2002 en el ámbito de protección de menores de Bizkaia. Mi marco de referencia es la teoría sistémica estructural-narrativa, la teoría del apego y la neurobiología interpersonal. Para lo que quieras, ponte en contacto conmigo: educacion.familiar.blog@gmail.com

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Mariña CasaisMariña Casais. He estudiado comunicación audiovisual y dirección de cine. En la actualidad creo contenido para diversas plataformas, y dirijo la tienda online de materiales educativos hechos a mano Edukiwi, donde hacemos realidad las ideas de este blog ¡contacta conmigo! info@marinhacasais.com

8 comentarios en “Claves para que tu hijo/a se controle mejor (Vídeo 1 de 5)

  1. Rori

    Muchas gracias por compartir tu tiempo y conocimientos, con estos padre (hablo por mi) a veces un poco desbordados por la realidad.
    Mis respuestas al ejercicio 1
    -mejorar mi autocontrol,
    _marcarle limites yvofrecerle herramientas,para q los controle
    -constancia
    -permitirle fracasar, no librarle de las consecuencias
    -tiempo y paciencia
    -tener en cuenta su edad
    Respecto a la 2 pregunta, creo q depende de las circunstancias… de las mias, de las del suceso, del niño,….

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    1. Gorka Saitua

      Gracias por tu comentario Rori,

      Los niños/as nos desbordan a todos/as. Cuidarlos activa nuestras emociones como ninguna otra tarea en la vida. Por eso es tan difícil, porque no sólo tenemos que darles lo que necesitan, sino que también tenemos que lidiar con cómo nuestro cuerpo se dispone para la tarea.

      Por eso, te diré que destacas en primer lugar una cosa fundamental. Mejorar tu propio autocontrol. Imprescindible, entre otros, por 2 motivos. Primero, porque tu hijo/a aprende más de ti de lo que haces, que de lo que dices. Te observa todo el rato, y pone la máxima atención. Y segundo, porque cuanto más autocontrol tengas, más disponibles estarán tus capacidades para pensar con claridad, atender y empatizar con tu hijo/a, cosa que, iremos viendo, es fundamental. Pero ¿cuáles son las estrategias adecuadas para mejorar tu autocontrol? ¿Lo tienes claro? Una pista. La mera voluntad no suele servir de mucho.

      Los límites también son esenciales. Es imprescindible que comprenda dónde está la frontera entre él y los demás, y qué cosas son de mayores, y cuáles son de adultos. Unas normas claras le permitirán ir integrando que el mundo no está para satisfacer sus necesidades, e irá teniendo que activar recursos para tolerar ese malestar. Pero ¡cuidado! Unas normas o rutinas demasiado rígidas pueden socavar su flexibilidad, y hacerle demasiado reactivo y temeroso ante la novedad ¿dónde está el limite?

      La constancia es muy importante. Los niños/as necesitan poder prever la respuesta del adulto para ir desarrollando su seguridad de base, e ir aprendiendo qué está bien y qué está mal. Permíteme aquí una reflexión. Tradicionalmente se ha dicho a padres y madres que deben ponerse de acuerdo en la respuesta que deben dar a su hijo/a, porque hay que ser “coherente”. Pero ¿qué pasa cuándo un padre o una madre sienten que deben dar una respuesta que no es lo que su cuerpo les pide? Por ejemplo, cuando a una madre muy cercana y afectuosa se le pide que actúe de manera sistemática para hacer valer una norma ¿qué priorizamos?

      Me encanta que hables del fracaso como imprescindible en el desarrollo del autocontrol. Permitirle a un niño/a tomar sus propias decisiones y equivocarse, traslada muchas veces un mensaje muy potente: “Confío en tí”. Tú tomas tus propias decisiones y yo estoy pendiente de ti para actuar sólo cuando me lo pidas, cuando me necesites. Esto es fundamental para que tu hijo/a te perciba como una persona disponible, a la que recurrir en busca de tranquilidad.

      No tengo muy claro a qué te refieres con tiempo y paciencia. Pero pasar tiempo con tu hijo/a le lanza otros mensajes directos al corazón: me gustas, me lo paso bien contigo, eres una persona valiosa con la que se puede contar. Las palabras nunca podrán expresarlo con tanta fuerza y claridad.

      Y por supuesto que no todo vale para cualquier edad. Por ejemplo, el cerebro se desarrolla de “dentro para fuera”. Es decir, que cuando más pequeño es un niño/a más eficaz es que nos dirijamos, con palabras o gestos, a su parte más emocional. El problema radica muchas veces en que cuando los niños y niñas se sienten más afectados por emociones desagradables, como el miedo, el enfado o la tristeza, más se desconecta su parte más racional. Por tanto, las respuestas más tranquilizadoras no tendrán nada que ver con recordar sus obligaciones o tratar de hacerle pensar.

      Estas cosas sirven, pero hay muchas más.

      ¿A alguien se le ocurre algo más?

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  2. Rori

    Estoy de acuerdo contigo en tu respuesta.
    Hay una cosa entre todas q destacaria pq me siento muy reflejada.
    Preguntas q pasa cuando a los padres se nos piden cosas con las q no estamos de acuerdo o no tienen q ver con nosotros.
    Supone un esfuerzo sobrehumano tener q abandonar unos valores propios, una forma de ser para convertirte en otra cosa pq es lo q tu hijo necesita… es ir borrandote a ti misma para ayudar a dar color a otro,…

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  3. Gorka Saitua

    Gracias Rori. Me pide el cuerpo completar lo que dices. Además de ese esfuerzo titánico, y de esa pérdida de valores de la que hablas, además suele aumentar mucho el estrés que los padres y las madres sufren. Y cuando las personas se ven afectadas por los nervios, pierden la capacidad de prestar atención, pensar con claridad y empatizar con sus hijos/as. E indudablemente esto suele pasar factura a las relaciones entre todos ellos/as.

    Este es uno de los grandes problemas de la educación familiar mal entendida. Reducirla a una serie de pautas o estrategias que hay que poner en práctica con independencia de la identidad de la persona, los valores que la impulsan, y sus circunstancias. Por eso no debes fiarte nunca de un “educador” que te dice cómo tienes que hacer las cosas con tus hijos/as. Eso lo debe descubrir cada uno. Con o sin ayuda. Pero siempre por su cuenta.

    Por ejemplo, los educadores/as que trabajamos en el ámbito de protección de menores utilizamos gran parte de nuestros recursos a crear una relación de confianza con las personas con quienes trabajamos, porque si esa condición no se produce, podemos hacer mucho más daño que otra cosa.

    Gracias.

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