Puede ser el mejor regalo que puedes hacer a tu hijo o hija. Y apenas cuesta dinero. Eso sí, tienes que ser capaz de guardar un secreto ¿qué será?

Prepara una caja de madera. Lo ideal es que no se pueda abrir, pero que tenga una ranura en la parte de arriba, por la que sólo puedan entrar hojas de papel. Entrar, no salir.

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Tu misión será escribir de tu puño y letra los recuerdos que no quieres que tu hijo olvide. Como sabes, nuestra mente es muy olvidadiza, y cada cierto tiempo, tiene que resetear el sistema. Y en este proceso se nos escapan detalles muy valiosos de nuestra vida. Tu tarea va a ser hacer copias regulares de su disco duro.

Puedes escribir en pretérito perfecto, para dar sensación de proximidad en el tiempo.

Por ejemplo,

“Domingo 21/05/2017

Tienes 3 años. Has estado toda la tarde jugando con Thor, el cachorro de mastín de tu tía Lucía. Te he visto encantado. Hasta tal punto que se me ha olvidado darte la merienda. Pero tampoco me la has pedido. Me ha hecho mucha gracia que te hayas asustado porque el perrito te ha mordido sin querer un dedo. Pero rápido has sacado fuerzas de flaqueza y has seguido jugando con él. Al terminar la tarde, eras tú quien le metía la mano en la boca ¡se te ve tan orgulloso por dominar a la bestia!”

Termina de escribir, y mete el papel en la caja. Como no se puede abrir, es muy probable que lo ocurrido se disuelva en el tiempo. Pero no desesperes, que ahí está la gracia.

Continúa día tras día, semana tras semana, año tras año. Ponte un objetivo de mínimos como, por ejemplo, un recuerdo a la semana. Así mantendrás la motivación.

Espera a que tu hijo o hija tenga madurez suficiente para comprender lo importante que es todo esto. Una fecha simbólica puede ser su 18 cumpleaños, o cuando decida independizarse y marcharse de casa.

Embala la caja y regálasela. Explícale que en secreto has ido recogiendo algunos de sus recuerdos. Que no querías que se perdiesen en el tiempo. Y que ahí los tiene todos juntos, para que pueda repasarlos sólo o en buena compañía. Que habéis pasado muy buenos momentos juntos. Se le van a caer las lágrimas y un poco la baba. Pero no hay nada que un buen detergente no repare.

¿Es el mejor regalo del mundo? ¿lo harías de otra manera? ¿Se te ocurre algún regalo mejor? Si es así, no dudes en describir tu idea en los comentarios ¡la tendremos en cuenta!

Autor: Gorka Saitua. Soy pedagogo y educador familiar. Trabajo desde el año 2002 en el ámbito de protección de menores de Bizkaia. Mi marco de referencia es la teoría sistémica estructural-narrativa, la teoría del apego y la neurobiología interpersonal. Para lo que quieras, ponte en contacto conmigo: educacion.familiar.blog@gmail.com