Los secretos del éxito escolar

Indartzen Escuela

Los estudios son uno de esos temas que es difícil quitarse de la cabeza. Prácticamente todas las madres y todos los padres se han hecho alguna vez las siguientes preguntas: ¿qué puedo hacer para que mi hijo o mi hija estudie más? ¿Y para que esté más motivado o motivada para enfrentar los retos de la escuela?

Hay que reconocer que tradicionalmente los profesionales de la educación nos hemos hecho un lío a la hora de responder a ambas preguntas. Y es que hay casi infinitos factores que pueden condicionar el desempeño escolar nuestros hijos e hijas. Pero ¿qué es lo que realmente importa? Hoy gracias a la teoría del apego, y a los últimos avances en neurobiología del aprendizaje, podemos aventurarnos a acertar con la respuesta.   

Si eres el padre o la madre de un alumno o alumna al que no le van muy bien los estudios, seguro que te has encontrado con consejos muy dispares según con qué tutor o tutora hayas topado.  Es probable que hayas tenido la sensación de que cada uno o una tenía su propia teoría del aprendizaje, y su propia interpretación de qué necesitaba tu hijo o hija. La cosa, si cabe, se complica más si estamos hablando del alumnado de secundaria, donde es fácil encontrarse con profesores y profesoras carecen de la formación pedagógica más básica.

Resulta evidente que hacer que un niño o niña tenga éxito en la escuela no es un trabajo sencillo. Como bien se dice, uno puede obligar a su hijo a que esté dentro de una habitación, e incluso a que pase las horas mirando los libros, pero eso no es en ningún caso garantía de que estudie. Y es que ellos y ellas son dueños de su propia mente y de todo lo que ésta hace.

Por eso es muy importante que padres y madres tengamos un esquema claro de cuáles son las razones que realmente influyen en el éxito en los estudios. Así podemos centrar toda nuestra atención y nuestros esfuerzos en las cosas que realmente merecen la pena.

Pero antes de nada ¿qué es tener éxito en los estudios? Habrá quien diga que tener éxito es ser el primero de la clase, el que mejores notas saca.  Para nosotros esta concepción del éxito escolar es muy reduccionista.

Si echamos hacia atrás la memoria es fácil que recordemos a alguien que sacaba muy buenas notas en la escuela, pero que en la vida no le ha ido tan bien ¿verdad? Del mismo modo, es probable que sepamos de alguna otra persona que habiendo sacado muy malas notas durante prácticamente toda su escolarización, hoy en día es un profesional feliz y de éxito. Seguro que te vienen varios nombres a la cabeza. Esto es porque, a diferencia de lo que creían nuestros abuelos y abuelas, las notas no son un buen predictor de la felicidad o del éxito en la vida.

Decimos todo esto porque, para nosotros, el éxito se define de una doble manera. Por un lado, significa superar las pruebas; pero por otro lado, y mucho más importante, capacidad para mantener una motivación estable para seguir aprendiendo y el deseo y la confianza de ser capaz de superar nuevos retos. Es decir, ganas de integrar nuevos conocimientos y habilidades, y lo más importante, flexibilidad para cambiar las propias actitudes ante los problemas. Y esto, abuelos y abuelas, sí que tiene que ver con el éxito y con nuestra capacidad de disfrutar de la vida a medio y largo plazo. Golazo por la escuadra.

Muy bien, pero dicho todo esto, ¿qué es lo que realmente va a condicionar su éxito en los estudios? Pongamos el acento en estos 5 puntos:

  • Vuestro nivel de estudios. Lo reconocemos, esta es una de esas cosas que no nos gusta señalar en nuestros artículos. Porque ¿qué podemos hacer para cambiar esto? Muy poco. No obstante es importante que sepamos que una de las cosas que motivan a los niños, las niñas y los y las adolescentes a estudiar son los logros que su padre o su madre han obtenido en la materia. Al fin y al cabo es imposible no sentirnos identificados con quienes compartimos ADN y quienes nos han creado física y espiritualmente, máxime si esperan de nosotros un desempeño similar.
  • La confianza sincera de un tutor de resiliencia. La expresión tutor de resiliencia (puedes profundizar en la idea con esta actividad) hace referencia, entre otras cosas, a estas personas que por su sabiduría, fortaleza y amabilidad, logran situarse como referentes o faros que guían nuestra vida. Es importante destacar que el hecho de engendrar biológicamente a nuestros hijos e hijas no nos conforma automáticamente como tutores de resiliencia para su desarrollo. Piensa un momento en las personas que te gustaría que te acompañasen durante un problema de salud grave, o en las personas cuyo criterio escuchas con independencia de que cuadre o no con tu forma de ver las cosas. Pues aunque no sean ni mucho menos conscientes, tus hijos o hijas también hacen este ejercicio. Y si las personas que ellos y ellas realmente admiran confían sinceramente en el éxito de sus esfuerzos, no habrá dique que pueda contener esa riada de motivación y creatividad.
  • La paz y la tranquilidad. Es un hecho que los nervios y las emociones desagradables dificultan e incluso anulan las llamadas funciones ejecutivas, entre las que están la capacidad de prestar atención, reflexionar y tener empatía. Resulta evidente que es imposible que nos concentremos si sentimos que nos persigue un asesino en serie. Pero a menudo no está tan claro que las emociones como en enfado, la tristeza, el miedo o la vergüenza también afectan a estas capacidades, incluso cuando no son tan intensas como para que un observador poco entrenado las perciba ¡Pero cuidado! Porque es frecuente que estas emociones las provocamos los adultos, muchas veces de manera poco consciente.
  • Un refugio seguro. Los niños y niñas presentan un cerebro inmaduro, y progresivamente van adquiriendo nuevas capacidades y habilidades para la auorregulación. Mientras tanto, necesitan de la disponibidad, al menos, de una persona adulta que sea capaz de comprender empáticamente cómo se encuentran, y ofrecerles un espacio de seguridad para que puedan calmarse. Es como si los adultos (algunos) pudiesen “prestar” su cerebro a los niños y adolescentes para que puedan disfrutar de dichas capacidades.
  • Que disfrute de alguna materia o tarea que le permita fluir. Existen tareas o actividades que, por alguna razón, se enraízan en lo más profundo de nuestras capacidades. Sabemos cuáles son cuando somos capaces de dedicarles una cantidad de tiempo y de concentración que incluso a nosotros nos sorprenden. El tiempo transcurre de manera diferente. Las horas se convierten en minutos, y los minutos en segundos. Y algo nos hace reconocer que valemos especialmente para ello. Estas son las tareas, materias o actividades que realmente nos proveen de la seguridad suficiente para afirmar que somos personas valiosas, con una misión especial que cumplir en este mundo. Y cuanto más podamos disfrutar de este estado, mejor para nuestro autoestima y, por tanto, para que nos sintamos capaces de superar cualquier prueba, por complicada que esta sea ¿Sabrías identificar dónde fluyes? ¿Y dónde fluyen tus hijos e hijas? Un consejo que seguro que te dará para pensar: no pienses en asignaturas.
  • La calidad de las relaciones socioafectivas en el aula y fuera de ella. Si te preguntásemos qué cosas ponen a tu hijo o hija nervioso o nerviosa ¿qué nos dirías? No sabemos cuál ha sido tu respuesta, pero la realidad es que la fuente más frecuente de estrés en los niños, niñas y adolescentes es el hecho de sentirse “desconectados” de las personas con las que se relacionan o “incomprendidos”. Del mismo modo, “sentirse sentidos” en términos de Daniel J. Sieguel, facilita la concentración y la disponibilidad de múltiples personas con quienes enorgullecerse de los propios logros, capacidades y habilidades. Una inyección de seguridad, motivación y fortaleza, que no tiene precio para una mente en desarrollo.

Es probable que estés pensando que estamos simplificando mucho una realidad tan complicada. Si éste es el caso, piensa en la complejidad inherente en cada uno de estas categorías. Impresionante ¿verdad? Es cierto, motivar a un niño, a una niña o a un adolescente para que estudie no es una tarea sencilla, hasta el punto de que a veces se requiere un apoyo profesional estable y cualificado. No obstante, es importante que al menos sepamos dónde centrar nuestra atención. Así evitaremos perder el tiempo y frustrarnos de manera innecesaria.

Por supuesto, es evidente que existen otros factores que pueden condicionar el rendimiento escolar. No obstante siempre podrás tener en cuenta estos, para darle un empujón en caso de que resulte necesario.

Finalmente, antes de terminar, permitir que os recomendemos este vídeo. Es muy actual en sus planteamientos e inspirador, y probablemente explique mucho mejor que nosotros cosas que son muy importantes ¡Buen provecho!


Gorka SaituaAutor: Gorka Saitua. Soy pedagogo y educador familiar. Trabajo desde el año 2002 en el ámbito de protección de menores de Bizkaia. Mi marco de referencia es la teoría sistémica estructural-narrativa, la teoría del apego y la neurobiología interpersonal. Para lo que quieras, ponte en contacto conmigo: educacion.familiar.blog@gmail.com

2 comentarios en “Los secretos del éxito escolar

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