¿Te has preguntado alguna vez por qué prestas atención a algunas personas, mientras que omites lo que dicen y hacen otras? ¿Puedes explicar por qué algunas personas logran influir en ti, estando apenas presentes en tu vida, mientras que ignoras el criterio de otras a quienes ves todos los días y a todas horas? Pues a tus hijos o hijas les pasa lo mismo. Para ellos ¿Dónde te sitúas tú?
Hagamos un pequeño experimento. Date un par de minutos. Cierra los ojos y piensa en las personas que han marcado un antes y un después en tu vida. En aquellas personas que, si no las hubieses conocido, seguramente hoy serías una persona peor o más limitada. Se te ocurren algunos nombres ¿verdad?
Si has sido sincero o sincera contigo mismo, es probable que hayan aparecido varias personas en tu cabeza. Algunas habrán estado presentes en tu vida de manera constante, mientras que otras sencillamente habrán hecho alguna aparición estelar. Estas últimas, quizás hayan hablado tan sólo una o pocas ocasiones contigo, o quizás ni siquiera hayan tenido la posibilidad de entablar conversación contigo. Sin embargo, a pesar de todo ello, casi seguro que estás convencida de que han influido de manera muy positiva en tu vida ¿cómo explicas eso?
La realidad es que hay personas que tienen este «liderazgo», y otras personas que no lo tienen. Pero ¿qué es lo que diferencia a unas personas de otras? Buena pregunta. Intenta responder antes de continuar leyendo. Verás como la respuesta que des es muy gráfica, sobre todo, teniendo en cuenta lo que viene a continuación.
Las personas que tienen una gran capacidad para influir en otras personas suelen presentar tres atributos fundamentales:
- Sabiduría. La sabiduría tiene que ver con la capacidad de comprender el mundo (exterior e interior) en toda su complejidad, y saberlo transmitir, generando interés en tu interlocutor.
- Fortaleza. Que se relaciona con la capacidad para enfrentar los problemas de manera efectiva, y seguir un proyecto vital claro, orientado por unos valores en los que uno cree y que invariablemente se respetan.
- Y amabilidad. Tal y como has intuido, hablamos de la capacidad que tiene una persona para ponerse en el lugar de los demás, comprender con emoción y serenidad qué es lo que les está pasando, y sentirse motivado a actuar para (y conseguir que) que se sientan mejor.
La idea que hay de fondo en todo esto es que nuestros hijos e hijas evalúan constantemente estos tres rasgos en nosotros, y dependiendo de cómo los perciban, tenderán más o menos a hacernos caso, y lo que es mucho más importante, nos identificarán (o no) como modelo para guiar su comportamiento. Así que es muy importante no sólo disponer de estos atributos, sino saber transmitirlos adecuadamente.
Por ello, hemos preparado una actividad para que pienses sobre qué modelo de liderazgo representas para tus hijos o hijas. Y sobre todo, para que puedas tomar decisiones para mejorar en este sentido ¿te animas?
* Puedes descargarte la actividad aquí.
En primer lugar, sitúate en un sitio relajado de la casa. Si estás sólo o sola, mucho mejor. Toma un bolígrafo, y escribe a modo de lluvia de ideas qué deberías hacer para que tus hijos o hijas te perciban como una persona más sabia. Cuando hayas terminado, piensa en qué personas te podrían apoyar para mejorar y transmitir estas habilidades, y toma nota también sobre ello.
En segundo lugar, haz lo mismo, pero pensando en la fortaleza. Piensa también en qué personas podrías apoyarte para sentirte más fuerte, o para transmitir esa fortaleza a tus hijos o hijas.
Termina finalmente con la amabilidad. Lleva a cabo el mismo proceso.
Seguro que te ha costado bastante ¿verdad? No te preocupes por ello, no es un ejercicio fácil. Es probable que te hayas percatado de algunas cosas a las que hasta la fecha no habías puesto palabras. Y esto no siempre resulta sencillo.
Una vez que hayas realizado este esfuerzo, te vamos a pedir un ejercicio de sinceridad. Este círculo representa el liderazgo que ejerces con tus hijos o hijas. Defínelo, identificando 3 porciones que sean más o menos grandes según cómo te muestras ante ellos o ellas.
El liderazgo es como una banqueta de 3 patas: la sabiduría, la fortaleza y la amabilidad. Si las tres patas son fuertes y son del mismo tamaño, todo va bien. Aguantará perfectamente todo el peso que le venga encima. No obstante, si alguna de las patas es más débil o más corta, es probable que en algún momento haga de las suyas la fuerza de la gravedad, y todo se vaya al traste. ¿Cómo ha sido tu gráfico? ¿Qué te quiere decir?
Para terminar, decirte que si has hecho correctamente el ejercicio, seguro que te han venido multitud de ideas a la cabeza. Sería una pena que las olvidases. Así que haz un breve pero importante esfuerzo de síntesis, y escribe las 3 ideas más importantes que te gustaría recordar y llevarte contigo ¿qué compromisos asumirás a partir de ahora?
Antes de despedirnos, recuerda que estamos a tu disposición para aconsejarte cuando hayas terminado el ejercicio. Si piensas que necesitas consejo relacionado con tu desempeño en una de las 3 áreas, escríbenos, te facilitaremos contenido para leer que puede ayudarte a equilibrar tu liderazgo.
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Autor: Gorka Saitua. Soy pedagogo y educador familiar. Trabajo desde el año 2002 en el ámbito de protección de menores de Bizkaia. Mi marco de referencia es la teoría sistémica estructural-narrativa, la teoría del apego y la neurobiología interpersonal. Para lo que quieras, ponte en contacto conmigo: educacion.familiar.blog@gmail.com
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